top of page

Primeros 65 kilómetros
Chía - Cota

Siempre había estado interesada en hacer el plan de montar bici por pueblitos cerca de Bogotá, cuando viajaba en carro me detenía a ver desde la ventana a las personas que pedaleando llegaban a su destino, así que un día hablé con un amigo de hace años y le propuse salir a montar. 

 

Hace mucho no nos veíamos, no sabía de su vida pero sí que teníamos un vínculo fuerte por montar (Tip de rodada: Deja la pena y atrévete. Escribe, busca, llama, insistele  a tus conocidos que sabes que les gusta montar… Alguien te dirá que sí y sino, sigue leyendo mi blog que te doy fuerza para que arranques sola).

 

Me dijo que sí, que al siguiente día salíamos temprano hacia Chía. Nos encontramos en un punto intermedio para coger toda la 30 hacia el norte. No sabía qué llevar, qué ponerme, cuánto me iba a demorar. Lo único que conocía era la ansiedad de salir a conocer algo nuevo. Sí, he ido a Chía pero no en cicla, además nunca había hecho recorridos tan largos. No conocía mi ritmo ni resistencia.

 

Un imaginario colectivo es que los ciclistas tienen la mejor cicla, la mejor trusa, los mejores elementos para rodar. Pero las ganas y la energía priman más que los elementos que uses, hay muchas personas que tienen las mejores comodidades para presumirlas y no para rodar. 

(Tip de rodada: para la pregunta ¿Qué me pongo? ¿Qué llevo? Simple: Vete cómoda, desayuna bien, lleva agua, casco, filtro solar, tapabocas y eso sí, deja en tu casa todos los no puedo, no voy a llegar, no tengo físico… ¡Cuando las personas se proponen algo, lo logran!). 

 

Era uno de esos domingos soleados, y las personas que vivimos en Bogotá conocemos ese picantico agotador que tiene el sol capitalino, a la altura de la avenida 220 ya sentía el peso en cada pedal, además como no había preparado mi ruta sino que estaba guiada por mi amigo, sentía que no avanzaba, pero a la vez me sentía cómoda al ver como varias personas que se nos pegaban en esa linda fila india de ciclistas al costado izquierdo de las carreteras.

Pasamos el peaje

Como estamos en medio de una pandemia, hay varias restricciones para pasar el peaje, pero es cuestión de estar informados en el tema del pico y cédula, zonas en confinamiento estricto y suerte... ¡Y contábamos con todas!. 

 

Al pasar el peaje hicimos la primera parada en el kilómetro 21.6 desde el punto de salida, fue la primera vez que tomábamos agua, nos aplicamos más bloqueador, recargamos  energías y también ajustamos la ruta; la idea era de Chía pasar a Cota y devolvernos a Bogotá por la avenida 80. 

 

No sé si te ha pasado pero cuando cruzas un peaje o vez un letrero grande que dice “Bienvenido a …” reconfirmas el viaje, te sientes lejos de casa y eso te da tranquilidad, así sea por el plan dominguero o simplemente sentir otro aire, además de ser relajante, ese sentimiento recarga alma y mente

Llegamos a Chía

Ese día Chía estaba en toque de queda, (Tip de rodada: Antes de salir, siempre, con o sin pandemia averigua eventos, manifestaciones, medidas gubernamentales, etc. Del lugar a dónde quieras ir). Nosotros no lo hicimos y para ponerle más emoción a la rodada, a mi amigo se le pinchó la llanta, así que nos tocó buscar una bicicletería o un lugar en el que nos ayudaran, pero repito, Chía estaba totalmente cerrada y con policías de tránsito en cada esquina.

 

Luego de varias cuadras y muchas personas con intención de ayudar, pudimos despinchar, luego desayunamos en una tienda que de milagro estaba abierta pero la felicidad nos duró poco… como dirían los abuelos “Más de malas pa dónde”.  

 

Finalmente y luego de pasar Cota, la bicicleta de él no dio más, se le dañó la coraza y la manguera, si bien teníamos el parche para despinchar, no contábamos con el pegamento necesario, y siendo sinceras, la coraza ya no aguantaba más. Estábamos en la carretera en medio de la nada. A las 10:00 am a 17.2 kilómetro de mi casa resolvimos:

Regreso a casa sola

 

Él, subirse a una flota con su bici y yo continuar sola. Desde donde estábamos yo sabía la ruta para llegar a mi casa. (Tip de rodada: Desarrolla la habilidad para ubicarte, utiliza aplicaciones que sirvan sin datos o las tradicionales porque si no planeas tu ruta, no siempre sabrás como llegar a casa.)

 

Así que nos despedimos con él “me avisas cuando llegues” y seguí mi camino. Estuve sola por algunos momentos y en otros acompañada de mujeres que también montaban solas, o en general de muchas personas que pedaleando te impulsan a no quedarte atrás. Ahí es cuando te das cuenta que nunca estás realmente sola. 

 

Cuando sales en parche te relajas, te confías y omites paisajes, lugares y sucesos.  Estás hablando, molestando o simplemente te sientes cómoda, pero cuando estás sola no dependes de nadie, las decisiones son únicamente tuyas y constantemente te estás escuchando a ti, tu ritmo, tu respiración y tu cansancio. Así es como realmente nos aprendemos a conocer. 

 

También cuando decides continuar sola eres consciente del autocuidado; se te activa la antena del buen ciclista, pues si tienes algún accidente debes pararte y seguir a como dé lugar. Tienes  empatía cuando ves a un ciclista con algún problema con su bicicleta.  Entiendes la importancia de trazarse metas y darla toda por lograrlas  o por lo menos decir, “lo intenté” y “ya sé cómo alcanzarlas”. 

 

Y los siguientes pasos para terminar el día feliz, con esa satisfacción de llegar mamada a casa pero no por trabajo o problemas del día a día, sino de alegría por desbloquear un miedo más y por regalarte tiempo de calidad son: estirar, bañarse, almorzar y tomar bastante líquido. 

 

Yo no soy la más experta en el tema pero sí soy fiel creyente que cualquier persona puede viajar sola en cualquier medio de transporte ya sea avión, bus, carro, mochiliando o en bici. ¡Anímate!

yo monto sola.jpg
yo monto sola.jpg
bottom of page